El satélite TESS de la NASA descubre una tierra en la zona habitable

Ha detectado un exoplaneta, llamado TOI 700 d y situado a 100 años luz de la Tierra, que podría albergar agua líquida en superficie

08 enero 2020 |

La misión TESS, las siglas en inglés de « Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito», ha detectado un exoplaneta de tamaño similar a la Tierra en la zona habitable de su estrella, lo que quiere decir que podría albergar agua líquida en su superficie, si su atmósfera lo permite. Este mundo ha sido bautizado como TOI 700 d y está a una distancia de 101,4 años luz (por lo que cualquier nave tardaría en llegar cientos de miles de años). Este mundo está en la órbita de una estrella enana roja, más fría y pequeña que el Sol, por lo que no es un gemelo de nuestro planeta. Sin embargo, este es el primer mundo de tamaño similar a la Tierra detectado por TESS, que fue lanzado en abril de 2018.

El hallazgo, que se presentó en la última reunión anual de la « American Astronomical Society», celebrada en Honolulu, Estados Unidos, convierte a a TOI 700 d en un integrante de una lista de 20 planetas de tamaño Tierra potencialmente habitables. Además, los investigadores que han hecho posible este hallazgo han descubierto otros dos exoplanetas junto a TOI 700 d, con lo que en realidad han encontrado todo un sistema solar de tres planetas y han explicado cómo podrían ser sus atmósferas.

«TESS se diseñó específicamente para encontrar planetas de tamaño Tierra en la órbita de estrellas cercanas», ha dicho en un comunicado de la NASAPaul Hertz, director de la división de Astrofísica de la NASA, en Washington. «Descubrir TOI 700 d es clave para TESS». No obstante, ha sido necesario confirmar el hallazgo de este exoplaneta y mejorar la precisión de las mediciones con el telescopio espacial Spitzer y con el Observatorio de Las Cumbres, en EEUU.

Un pequeño cazador de exoplanetas
El satélite TESS, con un peso de poco más de 300 kg, está diseñado para detectar planetas en estrellas cercanas por toda la bóveda celeste. Mientras que su antecesor, el telescopio Kepler, descubrió miles de mundos en estrellas tan lejanas que no es posible estudiarlos, en este caso, TESS busca exoplanetas al alcance de los próximos instrumentos, como el esperado telescopio espacial James Webb.

Además, este satélite está especializado en encontrar planetas que se encuentran tan cerca de sus estrellas que solo tardan unos días en completar una vuelta a su alrededor. Para ello, cuenta con cuatro cámaras, dedicadas a la fotometría de precisión, que pueden detectar los cambios de brillo causados por los tránsitos, los pequeños eclipses que provocan los planetas cuando pasan por delante de sus soles a medida que giran a su alrededor.

TOI 700, una estrella fría y pequeña
El mundo recién descubierto está en la órbita de TOI 700, una estrella enana roja que se encuentra en la constelación de Dorado y que se caracteriza por tener una temperatura en su superficie que es un 40% de la temperatura del Sol, y una masa que es solo un 40% de la de nuestra estrella. Además, según lo que han observado los investigadores durante 11 meses, parece ser que TOI 700 es una estrella tranquila, puesto que, en todo ese tiempo, no ha sufrido llamaradas solares, capaces de arrasar los planetas de su entorno.

Alrededor de TOI 700 hay por lo menos tres exoplanetas. El más cercano a este sol (TOI 700 b) tiene un tamaño similar a la Tierra, es rocoso y está demasiado cerca (solo tarda 10 días en girar alrededor de su estrella) como para albergar agua líquida en superficie. El intermedio es 2,6 veces mayor que la Tierra, probablemente gaseoso y sus años duran 16 días terrestres. El más externo es TOI 700 d: está dentro de la zona habitable, es un 20% mayor que la Tierra y tarda 37 días en completar una vuelta en torno a su estrella. De esta forma, recibe una cantidad de radiación de su estrella equivalente al 86% de la que la Tierra recibe del Sol.

Tres climas extraterrestres
Los científicos esperan que las próximas misiones examinen las atmósferas de estos exoplanetas para deducir cómo son sus climas: así se puede discutir si pueden albergar agua líquida (y, por tanto, vida) o cómo pudo haber sido su evolución. Por el momento, se sabe que los tres están probablemente acoplados marealmente a sus estrellas, lo que implica que siempre le dan la misma cara a su sol (como la Luna hace con la Tierra).

Teniendo en cuenta la influencia de este aspecto en el clima, han trazado varios modelos tridimensionales, considerando que estos exoplanetas tengan diferentes superficies y atmósferas, para evaluar cómo pueden ser en realidad estos mundos. En total, han obtenido 20 firmas que podría tener la atmósfera de TOI 700 d con la finalidad de preparar el terreno para futuros estudios.

«Algún día, cuando tengamos un espectro real de TOI 700 d, podremos rebobinar y vincularlo con la simulación más cercana, para después encajarla con un modelo», ha dicho Gabrielle Engelmann-Suissa, participante en la investigación. «Es muy emocionante, porque no importa lo que encontremos sobre este planeta, va a ser totalmente diferente de lo que tenemos en la Tierra».

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