Al grupo de más grandes promotores boxísticos en Panamá, se unió un día Rogelio Espiño, quien tras 20 años en el negocio, es el principal responsable de que varios púgiles llegaran a campeones mundiales. De sus triunfos y decepciones es de lo que nos habla.
Espiño jamás estuvo involucrado directamente con el deporte -salvo por los acostumbrados patrocinios a equipos del barrio- ni mucho menos al boxeo. “Siempre practiqué el fútbol y al boxeo solo lo seguía porque era fanático de Roberto Durán, y recuerdo que en casa teníamos veladas familiares, precisamente para ver peleas donde estaba involucrado”, señaló Espiño.
Y fue en la última pelea de Durán en Panamá (junio de 2000), cuando un periodista le habló de Pedro Alcázar, un púgil que se sentía poco respaldado a pesar de estar clasificado mundialmente.
Alcázar se acercó a Espiño y, a partir de allí, se forjó una gran amistad y comenzó oficialmente la carrera para ambos. Uno al estrellato y el otro a ser el más importante promotor del nuevo siglo.