Especies invasoras: ¿están conquistando Europa las hormigas rojas de fuego?

Un equipo de científicos acaba de confirmar por primera vez la presencia de la hormiga roja de fuego en Europa. Esta hormiga es una de las 10 especies invasoras más dañinas, según el último informe de referencia sobre el tema.

18 septiembre 2023 |

La Solenopsis invicta ha llegado oficialmente a Europa. Conocida comúnmente como hormiga roja de fuego, esta especie, que figura entre las más invasoras del mundo, ha sido detectada por primera vez en estado salvaje en suelo europeo por un equipo de científicos españoles e italianos, que dan cuenta de ello en un artículo publicado en la revista Current Biology el lunes 11 de septiembre.

"Primero recibimos fotos de un residente de la región de Siracusa, en Sicilia, quejándose de haber sido picado por una hormiga, y las fotos adjuntas parecían de hormigas de fuego", explica Mattia Menchetti, investigador del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona y autor principal del artículo.

Alrededor de 100.000 hormigas de fuego en los alrededores de Siracusa

Él y su equipo acudieron entonces al lugar a finales de 2022 para determinar si se trataba efectivamente de Solenopsis invicta, una hormiga de color marrón rojizo de hasta 5 mm de tamaño con un aguijón temido en todo el mundo.

No hay duda: se encontraron un total de 88 nidos de hormigas de fuego. Dado que un solo nido puede contener fácilmente más de 1.000 individuos, "estimamos que debía haber unas 100.000 hormigas en un área de 4,7 hectáreas", afirma Mattia Menchetti.

Este primer contacto no significa que la especie invasora acabara de pisar suelo italiano. "Los testimonios de los lugareños sugieren una presencia que podría remontarse a 2019, lo que no hemos podido confirmar", explica este especialista en biología evolutiva.

Esta confirmación de la presencia de hormigas de fuego en Europa "es motivo de preocupación si se tiene en cuenta el impacto tan negativo de esta especie en otras partes del mundo", afirma Olivier Blight, especialista en especies invasoras de la Universidad de Aviñón.

Originario de Sudamérica, este insecto tropical figura entre las 10 especies invasoras más dañinas para el ser humano, según el reciente informe de referencia de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), publicado a principios de septiembre de 2023.

Antes de anidar por primera vez en Europa, la Solenopsis invicta se había establecido en América del Norte, Asia y Oceanía durante el siglo pasado. Su presencia cuesta miles de millones de euros cada año "tanto por su impacto directo en la economía como por el gasto que supone intentar erradicarla o controlar su proliferación", señala Olivier Blight.

Mientras que en su hábitat original, en Sudamérica, estas hormiguitas tienen que vérselas con otras especies que han aprendido a defenderse de ellas, no ocurre lo mismo en absoluto en las nuevas regiones donde se están asentando. Allí encuentran poca competencia y "causan estragos en la biodiversidad local al imponerse en detrimento de otras especies", señala Mattia Menchetti.

Veneno poderoso

Estas pérdidas infligidas a la biodiversidad conllevan elevados costes económicos, como señala la OCDE en un informe de 2019. Pero la hormiga de fuego "también tiene un gran impacto en la salud debido a su aguijón, que contiene un potente veneno", apunta Gema Trigos-Peral, especialista en biodiversidad y hormigas en el Museo y el Instituto de Zoología de la Academia Polaca de Ciencias. "Su picadura no sólo es muy dolorosa, sino que cada año se dan casos de shock anafiláctico", añade esta experta.

Y no sólo afectan a los humanos. "Estas hormigas son capaces de herir gravemente o incluso matar al ganado menor", apunta Gema Trigos-Peral. Por eso, la agricultura y la ganadería suelen ser las principales víctimas de su proliferación.

Hay muchas razones para intentar deshacerse de estos bichos invasores lo antes posible. Pero los éxitos en este campo son escasos. Estados Unidos y Australia gastan cientos de millones de euros al año sin conseguir deshacerse de ellas. Sólo los neozelandeses han conseguido erradicarlas, pero "sólo porque lo hicieron a tiempo", señala Olivier Blight.

De hecho, esta especie puede proliferar muy rápidamente si no se actúa con prontitud para bloquearle el paso. Para empezar, se trata de un tipo de hormiga "capaz de formar supercolonias", señala Olivier Blight. En la mayoría de las especies no invasoras, dos nidos próximos compiten hasta que uno triunfa sobre el otro. No es el caso de las hormigas de fuego. "La energía así ahorrada puede utilizarse para multiplicarse", resume el especialista de la Universidad de Aviñón.

Estas supercolonias pueden llegar a ser muy impresionantes. En el caso de la hormiga argentina -que también se encuentra en Europa pero es menos devastadora- hay una que se extiende a lo largo de 6.000 km.

La Solenopsis invicta también acepta la presencia de varias reinas en un mismo nido, lo que dista mucho de ser el caso de la mayoría de las especies de hormigas. También en este caso se trata de un formidable acelerador de población.

Por último, las hormigas rojas también pueden dispersarse de forma natural a lo largo de varios kilómetros. Es decir, no necesitan necesariamente ser transportadas por el hombre para dispersarse. Esto se debe a que las reinas realizan vuelos de apareamiento, mientras que en otras especies se aparean en el nido. De este modo, las "reinas del fuego" pueden poner sus huevos a kilómetros de su guarida original... y establecer un nuevo nido en el lugar.

Cuando se detecta esta especie, es una carrera contrarreloj, porque "es un caso clásico en el que la inacción cuesta más que la acción", dice Olivier Blight.

En la ciudad a la espera del calentamiento global

Durante mucho tiempo, Europa pensó que estaba a salvo de una invasión de estos insectos tropicales, que necesitarían un clima más cálido y húmedo para sobrevivir que el que domina gran parte de Europa. Pero con el calentamiento global, la hormiga de fuego podría estar ahora en casa en el 7% de las tierras europeas, y en casi el 50% de las zonas urbanas, incluidas ciudades como París y Londres.

Los expertos entrevistados por France 24 insisten sin embargo en que no hay que culpar de todo al calentamiento global. "La llegada de las hormigas rojas a Europa se debe sobre todo a la globalización de los intercambios - generalmente llegan en barcos comerciales - y el calentamiento climático no hace más que facilitar su implantación", afirma Mattia Menchetti.

Olivier Blight señala que las ciudades son las "cabezas de puente" de la proliferación en regiones que aún no son climáticamente aceptables para estos insectos tropicales. De hecho, los centros urbanos ofrecen "microclimas" adecuados para estas hormigas: cuando hace demasiado frío en invierno, se refugian en los edificios, y si el verano es demasiado seco para su gusto, simplemente encuentran bolsas de humedad. Sólo tienen que esperar entre dos edificios hasta que el calentamiento global convierta toda Europa en un patio de recreo.

En este sentido, es probablemente "una suerte que los primeros nidos se descubrieran en una isla como Sicilia", afirma Gema Trigos-Peral. Hay menos grandes centros urbanos y el agua puede frenar la propagación natural. "Si la presencia en Europa se limita a esta zona, la erradicación a base de pesticidas sigue siendo totalmente factible", afirma Olivier Blight.

Pero aún está por ver si la zona de Siracusa es realmente el inicio de una aventura europea para esta especie invasora. "En general, cuando empezamos a oír hablar de las picaduras de estas hormigas es porque ya llevan algún tiempo aquí", dice Gema Trigos-Peral. Probablemente han tenido tiempo de ampliar su área de distribución".

Sobre todo, "no es la primera vez que vemos hormigas de fuego en Europa", dice Olivier Blight. Las hemos visto en cargamentos de plantas exóticas que llegaban a los puertos, sobre todo a los Países Bajos. En todas las ocasiones han sido interceptadas.

Pero puede que algunas hayan pasado desapercibidas. En cuyo caso, el descubrimiento en Siracusa es más bien una confirmación. Urge saber a qué atenernos: ¿todavía estamos a tiempo de erradicar el insecto o debemos centrarnos en controlar su propagación? Según Mattia Menchetti, para ello es esencial "hacer un llamado a la población" pidiéndoles que informen de sus picaduras y que envíen cualquier foto de hormigas de aspecto rojizo o sospechosas.

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