El milagroso Cristo Negro de Portobelo

Personas que pagan penitencias al andar sobre las rodillas sangrantes o arrastrarse por el piso tirando pesadas cargas, forman parte de los homenajes al Cristo Negro de Portobelo en su 360 aniversario

22 octubre 2018 |

Este fin de semana, muchos peregrinos llegaron desde muy lejos a pie, porque en el sacrificio consideran que cumplen la promesa al santo benefactor, quien desde su altar los observa triste, porque esa fue la mirada que le dejó impresa el artista anónimo allá por el siglo XVII.

La concepción de los feligreses es que en el martirio está el pago de algún milagro concedido, muchas veces asociado a difíciles situaciones personales o familiares, y no pocas relacionadas con la salvación de un ser querido.

De las ofrendas suntuosas dan fe las joyas, regalos costosos, ropas con adornos sobre el traje morado, que lo convierten en uno de los ídolos religiosos locales que más riqueza atesora en su altar.

El escenario rememora otra ceremonia similar que los cubanos ofrecen en la isla a su San Lázaro católico, o al Babalú Ayé del sincretismo religioso criollo, cada 17 de diciembre en el santuario de El Rincón, en las afueras de La Habana.

Mixila González cree en los milagros del Cristo Negro, porque le concedió tener a su hijo, por eso es devota a la deidad venerada por los panameños, que peregrinan a su santuario cada año.

También lo conocen como El Cristo de los Maleantes, por los delincuentes que vienen a su novena a agradecerle; unos porque finalmente fueron liberados de la cárcel, otros porque supuestamente los protegió de los delitos cometidos, comentó Mixila a Prensa Latina, quien se apresuró en justificar que 'el ídolo escucha a todos por igual'.

La añeja villa tiene una hermosa bahía, encontrada por Cristóbal Colón el 2 de noviembre de 1502 durante su cuarto viaje a las Américas, y en sus márgenes el colonizador Francisco Velarde y Mercado, en marzo de 1597 fundó San Felipe de Portobelo (Puerto Bello) en honor al rey Felipe II de España.

Con leyendas diversas, una de ellas refiere la llegada de la imagen tras un mal tiempo y a la casualidad de que unos pescadores la encontraran flotando sobre las aguas del Caribe y la trajeron al poblado el 21 de octubre de 1658, donde había una epidemia de viruela, que el santo milagrosamente detuvo.

Contados de boca en boca, los prodigios del Cristo se difundieron por las comarcas vecinas y allende los mares, y miles de creyentes por esta época se dan cita en la vetusta Portobelo, 115 kilómetros al noreste de Ciudad Panamá, antaño el más importante puerto de la Corona Española para el trasiego de oro y plata.

Anoche fue la habitual procesión, la cual comenzó cuando se ocultó el sol y terminó justo a la medianoche. Durante ese tiempo pasearon al Nazareno por las pocas calles del pueblo, mientras todos se movieron con una rítmica danza de balanceos a los lados, tres pasos atrás y cuatro adelante.

Una canción del desaparecido músico puertorriqueño Ismael Rivera da fe de la devoción de muchos famosos, principalmente cultores de la música popular, como Gilberto Santa Rosa y Cheo Feliciano, también boricuas, quienes en ocasiones asistieron a las fiestas octubrinas.

'En la Iglesia de San Felipe de Portobelo / está el negrito que cargamos con celo', es el coro de la canción El Nazareno, que compuso Rivera a ritmo de salsa, la que cantaron este sábado los feligreses acompañados de maracas, tumbas y cencerros, en los festejos por la llegada del hacedor de milagros.

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