'Alita: Ángel de combate' - Cae un mito, se alza una película

Han debido de pasar unos 15 años desde que supimos del interés de James Cameron por hacer una película sobre la 'Alita' creada por Yukito Kishiro. Mucho, mucho tiempo.

14 febrero 2019 |

Han debido de pasar unos 15 años desde que supimos del interés de James Cameron por hacer una película sobre la 'Alita' creada por Yukito Kishiro. Mucho, mucho tiempo. Demasiado. Hasta el punto de que después de haberse mudado a Pandora todo apuntaba a que sería uno de tantos proyectos que nunca llegaríamos a ver. Precisamente, el afilado recuerdo de aquel primer 'Avatar' pesa sobre esta superproducción, en una referencia inevitable y molesta que no tendría por qué serlo... pero que cosas que pasan en la vida, lo es.

De la misma manera que pesaba el afilado recuerdo de la trilogía de 'El Señor de los Anillos' sobre el 'King Kong' de Peter Jackson. El creador amenazado por el impacto popular de su propia obra, por la sombra que proyecta ante los ojos de los fans devoradores de carne. La diferencia, más que sustancial, está en que al igual que hicieron los Wachowski post-Matrix con la adaptación de 'V de Vendetta', Cameron ha dejado la dirección en manos de otro, de un Robert Rodríguez se diría que en busca de una nueva vida más cómoda.

El propio Rodríguez ha asegurado que ha intentado hacer "una película que hubiera podido rodar James Cameron". No hay nada malo en dicho propósito, salvo por aquello que expresó muy bien Doug Liman cuando, rodando 'El caso Bourne', uno de los productores le sugirió rodar una escena "a lo Tony Scott": Si quieres una película a lo Tony Scott, contrata a Tony Scott. ¿Es 'Alita: Ángel de combate' una película de James Cameron rodada por Robert Rodríguez? Ni si ni no, sino a medias de todo lo contrario.

Es difícil asegurar hasta que punto nos lo parece toda vez que lo sabemos de antemano. Si no lo supiéramos, ¿pensaríamos lo mismo? ¿Qué fue antes, el detonante o la reacción? Sea como fuere, lo cierto es que 'Alita: Ángel de combate' transmite una sensación que no debería de transmitir, la de ser una vacía y simple película "de encargo". No es que esté entre medias de Cameron y Rodríguez, es que está en un punto tan intermedio que, aparentemente, podría haber sido calibrado sin necesidad ni de Cameron ni de Rodríguez.

Dejando al margen su incuestionable pericia técnica, no hay nada en la película que desprenda la pasión, nervio o aplomo vistos en títulos como 'Sin City' o 'Titanic', salvo la humanidad que rezuman los ojazos de la propia Alita. La confluencia entre Cameron y Rodríguez no parece sumar, sino que más bien anula el talento del primero, como guionista, y la personalidad del segundo, como director. El frío y distante abrazo de un blockbuster tan aseado en lo formal como acomodado en lo emocional.

Y eso que, cosa que le honra, y mucho, 'Alita: Ángel de combate' gasta buena parte de su tiempo y energía en su soporte dramático. Tal vez, incluso, puede que demasiado toda vez que al igual que ocurría con 'Ghost in the Shell: El alma de la máquina', sus intentos por darle color a la historia chocan con un desarrollo narrativo que no sorprende, dando la impresión de retener el conflicto más que de prepararlo, incluso, de cara a una hipotética continuación que explote lo aquí apenas insinuado.

¿Es 'Alita: Ángel de combate' una película de James Cameron rodada por Robert Rodríguez? La influencia de Cameron es evidente, pero no. Como es evidente que su guión no está tan trabajado como lo está su técnica, en una decepción para un servidor similar a la vivida en 2001 con 'Final Fantasy: La fuerza interior'; en un proyecto muy prometedor sobre el papel al que quizá esa misma técnica, a diferencia de 'Avatar' mal que le pese a algunos, más que hacerla brillar la ha acobardado.

Será, tal vez, que a nadie le interesaba especialmente la película, después de todo. Cobrar, y a otra cosa. Y puestos a pensar mal, pensemos mal: ¿Tantos años... para esto? No se equivoquen, 'Alita: Ángel de combate' no está mal, se deja ver y cuenta con argumentos para hacernos como mínimo, dudar. Pero a su vez, su inmutable y acomodada elegancia carece de garra, en un producto de buena apariencia cuya presencia se desvanece con un chasquido nada más quitarse las gafas en 3D.

Y claro, así no hay manera de hacer ni una secuela de lo que en otra vida, en otra galaxia, en otras manos podrían haber sido hasta cuatro putas películas más por parte de quien con 'Aliens' y 'Terminator 2' demostró que segundas partes pueden ser mejor que buenas.

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