Papa Francisco brinda resumen de su viaje de Chile y Perú

En la rueda de prensa aborda temas polémicos: Abusos en Chile y Perú, Sodalicio de Vida Cristiana, obispo Barros...

22 enero 2018 |

Durante el viaje del Papa Francisco a Chile y Perú dos casos han estado sobre el “tapete” de los medios de comunicación. Dos casos en los que la Iglesia se ha visto implicada en casos de abusos a menores. Son dos casos distintos. Por un lado se encuentra el tema de las Víctimas del Sodalicio de Vida Cristiana (Perú) y por otro lado el tema de los abusos de Karadima y cómo este caso ha salpicado al obispo Barros.

Esta dos temas fueron abordados por el Papa Francisco en la Rueda de Prensa de vuelta de su viaje. Éstas fueron sus respuestas.

Sobre la corrupción en Perú y las víctimas del Sodalicio de Vida Cristiana
Papa Francisco: Primero el problema de la corrupción. Yo no sabría responderte históricamente el progreso de la corrupción o históricamente en otros sectores del mundo, ¿no? Yo sé que en algunos países de Europa hay mucha corrupción, en algunos. Sí, en Latinoamérica hay muchos focos de corrupción.

Ahora está de moda hablar de Odebrecht, por ejemplo, pero eso es un botón de muestra. El origen de la corrupción es, yo diría es, tengo que decir que es el pecado original que te lleva …

Escribí un librito una vez, muy pequeño que se llama “Pecado y Corrupción”. Y el lema que saco de ese libro es ‘pecador sí, corrupto no’. Todos somos pecadores, pero yo sé que todos nosotros, los que estamos acá, al menos yo hago la voluntad de mi parte, y pienso que ustedes lo hacen cuando se encuentran en ‘off side’, en un pecado fuerte. ‘Bueno, esto está mal. Acá me porté mal con un amigo, o robé, o hice esto, o me drogué’, y entonces me freno y trato de no hacerlo.

Bueno, pero está el perdón de Dios sobre todo eso. Yo al pecado no le tengo miedo, le tengo miedo a la corrupción, porque la corrupción ya te va viciando el alma y el cuerpo, y un corrupto está tan seguro de sí mismo que no puede volver atrás. O sea, la corrupción son como de esos pantanos chupadizos que vos pisás y querés salir, y das un paso y te vas más adentro, y más adentro y te chupó. Es una ciénaga. Sí, es la destrucción de la persona humana. Yo no sé si quieres preguntar algo más sobre la corrupción.

Después paso al Sodalicio, ¿eh? Claro, el político tiene mucho poder. También el empresario tiene mucho poder. El empresario que le paga la mitad a sus obreros es un corrupto. Y un ama de casa que está acostumbrada y cree que es lo más normal explotar a las mucamas sea con el sueldo o sea con el modo de tratar, es una corrupta, porque ya lo toma como normal.

Recuerdo una conversación que tuve con una persona, un profesional, sí, de cómo llevaba la cosa, joven, tendría 30 años, y él me decía que trataba al personal doméstico de una manera nada noble. Me decía las cosas que hacía con las personas y yo le dije: ‘pero usted no puede hacer eso, eso es pecado’. ‘Padre’, me dice, ‘no vamos a comparar a esa gente conmigo, esa gente está para eso’. Y es lo que piensa el tratante sexual, el tratante de trabajo esclavo, los corruptos.

¿Y en la Iglesia hay corrupción? ¡Sí! Hay casos de corrupción en la Iglesia, en la historia de la Iglesia siempre los hubo. Siempre los hubo y… porque hombres y mujeres de Iglesia entraron en el juego de la corrupción. Y esto me sirve de puente para lo del Sodalicio.
Lo del Sodalicio empezó con un caso de una persona que parecía muy… mucha virtud, murió, e investigando la vida se descubrió que tenía doble vida. Es el primer caso del Sodalicio que yo conozco, ¿eh? Pero de esto hace 20-25 años atrás. Y después una denuncia de abuso, no solo sexual, sino de abuso de manipulación de conciencia para con el fundador. El proceso del fundador entró en la Santa Sede, se le dio una condena. No se lo expulsó del Sodalicio, sino vive solo. Una persona lo atiende. Él se declara inocente de las pruebas que hubo en el juicio y apeló a la Signatura Apostólica, que es la Suprema Corte de Justicia del Vaticano. La causa está en apelación.

Por los datos que tengo saldrá en menos de un mes. Lleva un año el proceso, pero en menos de un mes saldrá. ¿Pero que sucedió ahora? Ese juicio fue gatillo para que otras víctimas de esa persona hicieran juicios civil y eclesiástico. Entonces, si la Signatura Apostólica pone fin a este juicio, primero, sea a favor o en contra, ya no tiene sentido porque este hombre, ahora sí, hay cosas mucho más graves que dirá la justicia, pero son varios casos graves e intervino la justicia civil, lo cual en estos casos de abuso siempre es conveniente, siempre es conveniente porque es un derecho y creo por lo que sé, pero no estoy muy al tanto, que la cosa es bastante desfavorable al fundador.

Por otro lado, no era una situación personal solamente, había cosas ahí no del todo claras. Hace casi dos años, yo mandé un visitador al Sodalicio, en la persona del Cardenal Tobin, Obispo de Newark. El Cardenal Tobin hace la visita, descubre cosas que no entiende o que no están claras, nombra dos veedores económicos; y este es el tercer abuso, que también rozaba el fundador: manejo económico. Y después de un estudio recomienda comisariar el Sodalicio.

Llegó la carta de él hace 4 semanas, se estudió el caso y hace dos semanas se nombró un comisario. O sea, hoy día el Sodalicio está comisariado por la Santa Sede por todo esto. Un caso parecido, diría en los procedimientos, no en las acusaciones, al de los Legionarios, que ya fue resuelto en su momento por el Papa Benedicto XVI. Que en eso estuvo muy firme y muy fuerte. Benedicto no toleraba esas cosas, y yo aprendí de él a no tolerarlas también. No sé si te respondí. El estado jurídico hoy día del Sodalicio es comisariamiento, y a la vez sigue la visita apostólica.

Sobre su duro mensaje contra los abusos en Chile y el caso del Obispo Barros
Papa Francisco: Comprendo la pregunta, perfecto. Sobre Barros hice una sola declaración. Yo hablé en Chile, y eso fue en Iquique, al final. Hablé en Chile dos veces sobre los abusos, con mucha fuerza, delante del gobierno, que era hablar delante de la patria, y en la Catedral con los sacerdotes. El discurso que dije a los sacerdotes es lo que yo siento más profundamente respecto a este caso. Ustedes saben que empezó el Papa Benedicto con tolerancia cero. Yo seguí con tolerancia cero, y después de casi 5 años de pontificado, no he firmado un pedido de gracia.

Los procesos son así: entran en la Congregación de la Doctrina de la Fe y la Congregación da la sentencia -en los casos de quite del estado clerical, es definitiva la sentencia en primera instancia-. La persona que es condenada tiene derecho a apelar, hay un tribunal de apelación de segunda instancia. El tribunal de apelación sabe que si hay pruebas claras de abuso, no hay lugar para la apelación, eso no se apela. Lo que sí puede apelarse son los procedimientos, falla de procedimientos, irregularidades… entonces ahí tiene que hace revisión del proceso… como en todo juzgado.

Si la segunda instancia confirma la primera, solamente le queda una salida a la persona, y es apelar al Papa como gracia. Yo en cinco años habré recibido, no sé el número, 20-25 casos de gracia que se animaron a pedir, no firmé ninguno. Solamente en un caso, que no fue gracia ni nada, fue una discusión de sentencia jurídica, en mi primer año de Pontificado, y me encontré con dos sentencias: una que muy seria que venía de la diócesis, y otra que dio la Doctrina de la Fe.

La de Doctrina de la Fe era la más dura. La que venía de la diócesis era muy seria, con mucha cautela y muy condicionada. O sea, con estas condiciones hay que esperar un tiempo y ver que… o sea, no cerraba el caso. Como hay que hacer en buena jurisprudencia, siempre a favor del reo. Opté por la más leve con las condiciones. A los dos años se evaluó que las condiciones no se cumplió y entonces dejé funcionar la otra. Ha sido el único caso del que dudé pero porque eran dos sentencias y había un principio jurídico ‘in dubbio por reo’ y entonces por eso opté por eso. Esa es mi postura.

Ahora, el caso del Obispo Barros. Es un caso que lo hice estudiar, lo hice investigar, lo hice trabajar mucho y realmente no hay evidencia, uso la palabra ‘evidencia’ porque después voy a hablar sobre las pruebas. No hay evidencias. Después voy a hablar de las pruebas. No hay evidencia de culpabilidad, más bien parece que no se van a encontrar porque hay una coherencia en otro sentido. En base a ese no haber evidencias, yo espero alguna una evidencia para cambiar de postura, si no aplico el principio jurídico básico en todo tribunal ‘nemo malus ni si probeto’, ninguno es malo hasta que se pruebe.

Y ahí está palabra ‘prueba’ que creo que es la que me jugo a mí la mala pasada. Yo dije, en español, por lo que recuerdo, estaba entrando, y una periodista de Iquique me pregunta: ‘nosotros en Chile tenemos el gran problema del obispo Barros, ¿qué piensa usted?’ y creo que las palabras que dije fueron estas. Primero pensé respondo o no respondo. Y dije: ‘sí’, porque Barros había sido Obispo de Iquique, y una feligresa de él me lo preguntaba y tiene derecho. Y dije. ‘el día que tenga una prueba, voy a hablar. Creo que dije ‘no tengo pruebas’. Creo, pero no me acuerdo, pero está registrado, lo puedes encontrar.

La respuesta fue dada, el día que yo tenga una prueba hablaré. La palabra ‘prueba’ es la que me ha traicionado y generó confusión. Yo hablaría de evidencias. Y claro, entonces yo sé que hay mucha gente abusada y que no puede traer una prueba, no la tiene. Y que no puede, o a veces la tiene pero tiene vergüenza, que lo tapa y sufre en silencio. El drama de los abusados es tremendo, es tremendo. A mí me toco atender, hace dos meses, a una mujer abusada hace 40 años. Casada, con tres hijos. Esa mujer no recibía la comunión desde esa época, porque en la mano del cura veía la mano del abusador. No podía acercarse. Y era creyente, era católica. No podía. Perdón que continue en español, pero quiero ser preciso con los chilenos.

La palabra ‘prueba’ no era la mejor para acercarme a un corazón dolorido. Yo diría ‘evidencias’. El caso de Barros se estudió, se reestudió, y no hay evidencias. Es lo que quise decir. No tengo evidencias para condenar. Y ahí si yo condenara sin evidencias o sin certeza moral, cometería yo un delito de mal juez.

Hay otra cosa más que quiero decir. Y esto lo explico en italiano. Uno de ustedes se me acercó y me dijo: ‘vio la carta que salió, y me hizo ver una carta que yo escribí hace 2 años, cuando comenzaba el problema de Barros. Esa carta la tengo que explicar, porque es incluso una carta en favor de la prudencia de como ha estado gestionado el problema Barros. Esa carta no es la narración de un hecho puntual, es la narración de más o menos 10-12 meses.

Cuando explotó el escándalo Karadima, un hombre… todos conocemos cuál es su escándalo, se empezó a ver cuántos sacerdotes que fueron formados por Karadima fueron abusados o fueron abusadores. Hay en Chile 4 obispos a los cuales Karadima envió al seminario. Una persona de la Conferencia Episcopal sugirió que estos obispos, tres, porque el cuarto estaba muy enfermo, y no estaba a cargo de una diócesis, pero tres estaban a cargo de una diócesis. Si quizás era mejor que estos obispos renunciaran, diesen su dimisión, se tomaran un año sabático, y después, pasada la tormenta, para evitar acusaciones, porque son buenos obispos, bravos. Y como Barros llevaba ya 20 años de obispo, estaba por terminar el obispado militar… primero fue auxiliar de Valparaíso, después Obispo de Iquique, después Obispo militar por casi 10 años. Tiene casi 20 años de obispo. Pidamos la dimisión a él quizás, y generosamente la dio. Vino a Roma, y dije ‘no’, así no se juega porque esto es admitir culpabilidad previa. Y en cada caso, si son culpables, se investiga. Y yo lo freno.

Cuando fue nombrado y siguió adelante todo este movimiento de protesta, él me dio la renuncia por segunda vez, y le dije ‘no’, tú vas. He hablado largo rato con él. Otros hablaron largo rato con él. Y vas. Y vosotros sabéis lo que pasó el día de la toma de posesión y todo eso. Se continuó a investigar sobre Barros, no vienen las evidencias. Y esto es lo que quise decir: no puedo condenarlo, porque no tengo las evidencias, aunque yo estoy convencido de que es inocente.

Paso a un tercer punto, ¿qué sienten los abusados? Y con esto debo pedir disculpas, porque la palabra ‘prueba’ ha herido, ha herido a muchos abusados: ‘ah, ¿yo tengo que ir a buscar la evidencia de esto?’. No. Es una palabra de traducción del principio legal es herida…. Y les pido perdón si les he herido sin darme cuenta. Es una herida sin quererlo. Y a mí esto me causa tanto dolor porque les recibo a ellos… en Chile los he recibido… dos se saben, y hubo otros más escondidos. En Perú no. En cada viaje siempre hay alguna posibilidad. Han sido publicadas las de Filadelfia, y otras tres fueron publicadas. Otros casos no. Sé cuánto sufren. Sentir que el Papa les dice en la cara ‘denme una carta con la prueba’, es un ‘schiafo’. Ahora yo me doy cuenta de que mi expresión no fue feliz, porque no pensé en eso. Y entiendo, como dice el apóstol Pedro en una de sus cartas, un incendio que se ha provocado. Y esto es lo que yo puedo decirte con sinceridad. Barros quedará ahí si yo no encuentro el modo de condenarlo. Yo no puedo condenarlo si no tengo evidencias. Y hay muchos modos de hacer llegar una evidencia.

Me dicen que después de la turbulencia de Barros y del Sodalicio tenemos una meteorológica. Yo me quedaría aquí.

En el caso de Barros no hay evidencias. Empezó quizás con esa mala decisión de la renuncia y se lo empezó a acusar. Pero de abuso no hay evidencias.

Repregunta del periodista: ¿De encubrir un abuso?

Sí, sí, pero es un abuso también, ¿no? Encubrir abusos es un abuso. No, no hay evidencia. Por eso, lo mejor es que el que cree que es así, que aporten evidencias rápido. Si honestamente creen que es así. Yo en este momento no creo que sea así, porque no las hay. Pero tengo el corazón abierto a recibirlas.

Y lo otro de Chile es un cuento chino, ¿eh? Yo de Chile me vine contento, no esperaba tanta gente en la calle. Y eso, no pagamos la entrada. O sea, esa gente no fue pagada ni llevada en colectivo. La espontaneidad de la expresión chilena fue muy fuerte. Incluso en Iquique, que yo pensé que iba a ser una cosa muy poquita porque Iquique es desierto y ustedes vieron lo que fue la gente.

En el sur lo mismo. Y en Santiago las calles de Santiago hablaban por sí mismo. En eso creo que la responsabilidad del informador es ir a los hechos concretos. Acá hubo esto, hubo esto, y esto. Y lo del pueblo dividido no sé dónde sale, es la primera vez que lo oigo. Quizás este caso de Barros es lo que lo ha creado, pero ubicándolo en su realidad puede ser por eso. Pero a mí la impresión que me dio es que lo de Chile fue muy gratificante y muy fuerte. Yo después quisiera volver en uno de los momentos que más me conmovio de Chile antes de pasar a otros temas si tenemos tiempo.

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