Que es el COVID-22? volvemos a tener miles de contagios a nuestro alrededor pero ya nos da exactamente igual

“El coronavirus actual es muy distinto al original, es una enfermedad diferente, de modo que podemos comenzar a hablar ya de covid-22”. Son palabras de Antonio Zapatero, el director general del Servicio Madrileño de Salud, y la rarísima explosión de casos de los últimos días parecen darle la razón.

07 julio 2022 |

Pero solo lo parecen: justo cuando creíamos que el coronavirus era cosa del pasado, ha vuelto. Renovado, sí; pero con el mismo potencial de ponerlo todo patas arriba. Un potencial que todo parece indicar que vamos a volver a dar por superado.

¿Un virus distinto?. La expresión de Zapatero solo se puede entender desde un punto de vista de comunicación sanitaria. Una comunicación sanitaria no muy bien calibrada, por otro lado. Aunque las nuevas variantes (sobre todo, BA.4 y BA.5) ya son mayoritarias en España, el virus es el mismo. No hay virus nuevo. Ni siquiera hay un virus sustancialmente distinto del anterior. Evidentemente, el virus muta (y muta mucho), pero centrarnos en las variantes es desenfocar el problema.

Porque el hecho de que veamos cosas distintas (es decir, que la evolución de la ola actual sea radicalmente distinta a las anteriores) es una consecuencia natural de las nuevas variantes, sí; al fin y al cabo, están demostrando ser muy contagiosas. Pero, sobre todo, de la evolución de nuestra relación inmunitaria con el virus. Por tanto, más allá del dudoso reclamo periodístico, no tiene sentido hablar de otra enfermedad.

Entonces, ¿por qué ha cambiado? Como decía, y en esto merece la pena hacer hincapié, no es tanto porque se trate de "una enfermedad causada por un virus distinto", sino porque la combinación de nuevas variantes y el enorme muro inmunitario ha hecho que, aunque “la transmisión de la enfermedad en estos momentos es muy alta", lo que nos encontremos en las puertas de urgencias sea algo distinto: básicamente, “en estos momentos, [el COVID] afecta sobre todo a pacientes crónicos o con patologías previas, porque agudiza la enfermedad, al igual que lo hace la gripe”,

Esto significa también que el número de asintomáticos y enfermos breves es altísimo. La enfermedad, progresivamente, se está centrando en los más vulnerables. Y no porque antes no fuera así, sino porque a medida que los niveles de vacunación crecieron y la inmunidad natural se asentó en la población, los colectivos vulnerables están cada vez más definidos. La referencia a la gripe no es causal, de hecho; el guion que está siguiendo el SARS-CoV-2 es muy parecido al de la gripe: se ha gripalizado.


¿Cuáles son las consecuencias? ¿Qué podemos esperar? Esa es la gran pregunta. A medida que los casos crecen y que muchas instituciones empiezan a requerir, de nuevo, la mascarilla o algunas regiones reactivan cosas como la "autobaja", los medios se llenan de imágenes de multitudes (las fiestas del orgullo, los sanfermines, la temporada de conciertos y festivales) y estadísticas que muestran el crecimiento de casos. La percepción generalizada es que el virus está desbocado; la preocupación social es casi cero.

De hecho, esta escasa preocupación se puede apreciar con el poco entusiasmo que está generando los recurrentes anuncios de la siguiente dosis. Como ocurre con otros grandes programas de vacunación, una vez que desaparece la urgencia social, las tasas de inmunización se desploman.


"Un verano normal". Y es que los problemas de sobresaturación que vemos actualmente se deben más al problema sistémico (la disminución de recursos sanitarios de la época de verano) que se suma al cansancio del sistema tras estos años de pandemia. No estamos cerca de los peores momentos de la crisis sanitaria y, aunque desde un punto de vista epidemiológico sería interesante introducir medidas, no parece que la sociedad pueda asumir ese coste (más aún, en un entorno de guerra e inflación como el actual).

Más Datos 

LA COVID-22 SE EXTIENDE RÁPIDO
La expresión no es solo suya. Varios médicos la han utilizado. Su viceconsejero de Salud Pública, el doctor Antonio Zapatero, días antes ya oficializó el nombre.

La covid-22 no provoca neumonías dobles. Los síntomas son más numerosos pero más débiles

Considera que es una enfermedad distinta causada por un virus distinto, por lo que tiene también una afectación clínica distinta. Lo decían las autoridades sanitarias madrileñas para asegurar que no hay presión hospitalaria pese al aumento exponencial de contagios.

Las cepas BA.4 y BA.5 representan ya el 90% de los casos en Madrid y son mayoritarias en toda la geografía española. Eso explica el aumento de enfermos, el incremento de la séptima ola, que de hecho es el repunte de la misma, puesto que no ha dejado de haber una subida desde mayo.

Y pese a que el número de ingresos crece, los médicos de hospital señalan que lo que encuentran ahora son pacientes que ingresan por sus patologías previas. Ingresan con covid, pero no por la covid.

CÓMO HA CAMBIADO LA ENFERMEDAD
Una de las maneras de ver la incidencia de la covid es analizar las aguas fecales, puesto que el virus se excreta con las heces. Cuando hay mucha transmisión, primero se detecta en las aguas y en los días siguientes se notaba en las cifras de ingresos.

“Esta tendencia se ha roto. Por eso digo que estamos ante una enfermedad distinta, debido al estado inmunitario de la población”, ha explicado el doctor Zapatero.

Para las personas con enfermedades crónicas la covid-22 sigue siendo un grave riesgo

Otros médicos lo confirman: “Lo que estamos viendo ahora es otro tipo de enfermedad. El motivo de ingreso es la descompensación de una patología crónica”, ha dicho el microbiólogo José Cisneros, del Hospital Virgen del Rocío, de Sevilla.

Por tanto, las personas que ahora tiene más riesgo con la covid-22 son los inmunodeprimidos, los no vacunados y los que tengan enfermedades crónicas.

CUÁLES SON LOS NUEVOS SÍNTOMAS DE COVID
Otros cambios de la covid actual son:

Ya no se ven las insuficiencias respiratorias por neumonía doble, como al principio. El virus ataca menos los pulmones.

Hay más sintomatología. No hay estudios, pero algunos expertos admiten que la experiencia es que hay más síntomas. Hay más mucosidad y más casos con dolor de garganta.
Los síntomas surgen muy rápido: se nota antes la subida de fiebre, el dolor muscular y el cansancio, que sí son iguales a otras variantes.

El virus de la covid aguanta más en el cuerpo que el virus de la gripe
El periodo de transmisión se reduce: es de apenas tres días y no de cinco o más, como en las primeras olas.
El virus dura más en el cuerpo. Se da más tiempo positivo en los test de antígenos. Es habitual que se pase de la semana a los diez días. En general, el coronavirus SARS-CoV-2 es más duradero que otros virus respiratorios, como el de la gripe.


CÓMO EVOLUCIONA LA PANDEMIA
Pese a que, en líneas generales, la covid se ha convertido en una enfermedad relativamente leve para la mayoría de la población vacunada, las autoridades sanitarias insisten en que no podemos confiarnos.

El nivel de contagio es muy alto y cuando hay muchos contagios hay más riesgo de que también se contagien las personas más vulnerables. Por responsabilidad social, aunque no estés en ningún grupo de riesgo, hay que volver a extremar las precauciones.

“No tenemos que bajar la guardia porque el virus sigue con nosotros”, ha dicho el doctor Ruiz Escudero.
El virus sigue con nosotros: en pocos días la venta de test rápidos ha crecido un 120%

Cada nueva variante y subvariante que se ha convertido en mayoritaria lo es porque tenía una mejor capacidad de contagio. Y las subvariantes BA.4 y BA.5 no son una excepción. Esquivan mejor los anticuerpos creados por las vacunas y por la infección de las variantes previas. Por eso hay tanta gente vacunada o que ya ha pasado la covid y se reinfecta.

Un dato: en los primeros días de julio han aumentado casi un 120% las compras de test antígenos.

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